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martes, 30 de enero de 2018

Qué más da?

Clarice Lispector
Ya escondí un amor por miedo a perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.
Ya pasé horas frente al espejo tratando de descubrir quién soy. Ya tuve tanta certeza de mí, hasta el punto de querer desaparecer. Ya mentí y me arrepentí después. Ya dije la verdad y también me arrepentí. Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para más tarde llorar en silencio en un rincón. Ya sonreí llorando lágrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír. Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían. Ya tuve ataques de risa cuando no debía. Ya rompí platos, vasos y jarrones, de rabia. Ya extrañé mucho a alguien, pero nunca se lo dije.
Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar. Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros. Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros. Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz. Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba. Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad. Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí.
Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más.Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería. Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba. Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía. Ya llamé a personas cercanas de "amigos" y descubrí que no lo eran... a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí...
No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón. No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente. No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre.
Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las drogas más potentes, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos. Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir: "Qué más da? Me encanta volar."


domingo, 28 de enero de 2018

La Mariposa

Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos 


eché a secar mi Río
y se escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesía?
Entró por la ventana
y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron mis labios
y con un leve soplo
la alejé.


Claribel Alegría

jueves, 25 de enero de 2018

Me pregunto si...

(Fragmentos de Agua viva, Clarice Lispector)
...Lo que te escribo no tiene principio, es una continuación. De las palabras de este canto, canto que es el mío y el tuyo, se eleva un halo que trasciende las frases, ¿lo sientes? Mi experiencia viene de que ya he conseguido pintar el halo de las cosas. El halo es más importante que las cosas y que las palabras. El halo es vertiginoso. Hinco la palabra en un vacío descampado; vacío es una palabra como un fino bloque monolítico que proyecta sombra. Y es la trompeta que anuncia. El halo es el it.   
Te escribo toda entera y siento un sabor en ser y el sabor a ti es abstracto como el instante. Es también con todo el cuerpo que pinto mis cuadros y en la tela fijo lo incorpóreo, yo cuerpo a cuerpo conmigo misma. No se comprende la música, se la oye. Óyeme entonces con tu cuerpo entero. Cuando vengas a leerme preguntarás por qué no me restrinjo a la pintura y a mis exposiciones, ya que escribo tosco y sin orden. Es que ahora siento necesidad de palabras –y es nuevo para mí l oque escribo porque mi verdadera palabra ha sido hasta ahora intocada. La palabra es mi cuarta dimensión.
 

Y si digo «yo» es porque no me atrevo a decir «tú»,
o «nosotros» o «uno». Estoy obligada a personalizarme empequeñeciéndome pero soy el eres-tú.


Quiero escribirte como quien aprende. Fotografío cada instante. Ahondo en las palabras como si pintara, más que un objeto, su sombra. No quiero preguntar por qué, se puede preguntar siempre por qué y siempre continuar sin respuesta: ¿lograré entregarme al expectante silencio que sigue a una pregunta sin respuesta? Aunque adivine que en algún lugar o en algún tiempo existe la gran respuesta para mí.

No quiero tener la terrible limitación de quien vive sólo de lo que es pasible de tener sentido. Yo no: lo que quiero es una verdad inventada.
Y después sabré cómo pintar y escribir, después de
la extraña pero íntima respuesta. Escúchame, escucha el silencio. Lo que te digo nunca es lo que te digo y sí otra cosa. Capta esa cosa que se me escapa y sin embargo vivo de ella y estoy sobre su brillante oscuridad. Un instante me lleva insensiblemente a otro y el tema atemático se va desarrollando sin plan pero geométrico, como las figuras sucesivas en un calidoscopio.


Me pregunto si te aguantás que el tiempo sea hoy y ahora y ya...  

viernes, 19 de enero de 2018

El amor - (Violeta Parra - Luis Advis)

Mas van pasando los años,
las cosas son muy distintas:
lo que fue vino hoy es tinta,
lo que fue piel hoy es paño,
lo que fue cierto, hoy engaño;
todo es penuria y quebranto,
de las leyes yo me espanto;
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mía
buscar alivio en mi canto.

Los tiempos se van volando
y van cambiando las cosas;
crecí en el trigo melosa,
la siembra fue castigando,
fue la cosecha mermando,
la esperanza quedó trunca.
La gente no sabe nunca
lo que mañana la espera;
lo que mañana la espera
la gente no sabe nunca.

Entré al clavel del amor.
Cegada por sus colores
me ataron los resplandores
de tan preferida flor.
Ufano de mi pasión
dejó sangrando una herida
que lloro muy conmovida
en el huerto del olvido.
Clavel no ha correspondido.
¡Qué lágrimas tan perdidas!


La vida me da recelo,
me espanta la indiferencia,
la mano de la inclemencia
me ha echado este nudo ciego.

La fuerza me ha consumido
y me ha atormentado el alma:
pa’ mí lo que llaman calma
es vocablo sin sentido.

El sol reseca el barbecho,
lo deja como la espina,
me clava con negra inquina
si piso este duro lecho.

Camino por un momento
las calles a la sin rumbo,
veo que estoy en el mundo
sin más que el alma en el cuerpo.

Miserias y alevosías
anudan mis pensamientos,
entre las aguas y el viento
me pierdo en la lejanía.

No lloro yo por llorar
sino por hallar sosiego.
Mi llorar es como un ruego
que nadie quiere escuchar.

sábado, 13 de enero de 2018

Lo inacabable

No tienes tú la culpa si en tus manos 
mi amor se deshojó como una rosa: 
Vendrá la primavera y habrá flores... 
El tronco seco dará nuevas hojas. 


Las lágrimas vertidas se harán perlas 
de un collar nuevo; romperá la sombra 
un sol precioso que dará a las venas 
la savia fresca, loca y bullidora. 

Tú seguirás tu ruta; yo la mía 
y ambos, libertos, como mariposas 
perderemos el polen de las alas 
y hallaremos más polen en la flora. 

Las palabras se secan como ríos 
y los besos se secan como rosas, 
pero por cada muerte siete vidas 
buscan los labios demandando aurora. 

Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera! 
¡Y toda primavera que se esboza 
es un cadáver más que adquiere vida 
y es un capullo más que se deshoja!
Alfonsina Storni

domingo, 7 de enero de 2018

De la intemperie

Somos vulnerables
Todxs
Somos vulnerables
Lo aceptemos o no
Lo queramos o no
Lo sintamos o no
Cuando somos capaces de conectar con la vulnerabilidad del otro, de la otra,  es desde nuestra propia vulnerabilidad.
No podemos reconocer lo que no somos.
No hay otra forma
Nos demos cuenta o no
Lo elijamos o no
Lo aceptemos o no
Seres necesitados empatizando con la necesidad de otros seres, reconociendonos en cada dolor proyectado
Nutriendonos al nutrir
Acariciandonos al acariciar
Sería más sencillo si crecieramos en la humildad de sentirnos iguales en lugar de hacerlo en la búsqueda de ser mejor?
Si supiéramos desde siempre que el cuidado, el contacto, la escucha valen mas que el juicio, cómo viviríamos? Cuáles serían nuestras prioridades?
Si en vez de vivir preparando la prepotencia que nos defienda de la impotencia de tener que aceptar el final, vivieramos a full el camino? Cómo sería?
Suena a intemperie...
A sol, a milagro, a gracia...
Suena a soltar, suena a crecer, suena a ser, de verdad, ser...
Y a hacer carne que la posibilidad de estar,  de seguir estando, es enorme y efímera

jueves, 4 de enero de 2018

Mujer en su ventana

Ella está sumergida en su ventana
contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino, definitivamente inalterable desde ahora
como el mar en un cuadro,
y sin embargo el cielo continúa pasando con sus angelicales procesiones.
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como si nada,

y alguien en cualquier parte levantará su casa
sobre el humo y el polvo de otra casa.
Inhóspito este mundo.
Aspero este lugar de nunca más.
Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la noche
-¿o acaso será un dios que cae agonizando sobre el mundo?-,
pero nadie lo ha visto, nadie sabe,
ni el que se va creyendo que de los lazos rotos nacen preciosas alas,
los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura,
aunque cada pisada clausure con un sello todos los paraísos prometidos.
Ella oyó en cada paso la condena.
Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en su ventana,
la simple arquitectura de la sombra asilada en su piel,
como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio, un adiós,
hubieran sido el verdadero límite,
el abismo final entre una mujer y un hombre.
Olga Orozco