Por dentro corre un río contento
Y en la orilla silban pájaros de fuego
De las piedras brota un sonido que se ha gestado en secreto
De las piedras brotan memorias que el calor vuelve remedio...
Siempre me gustaron las comas. Siempre oraciones largas. Siempre uso y abuso de las comas. Ahora me suenan a excusas. Ahora experimento los puntos. Tipos determinantes pero necesarios. Decididos. ¿Intrépidos? (Cobardes quizás). No sé. Directos. Quise probar con el silencio. No funcionó. La necesidad de decirme es tan fuerte como respirar. Además es un derecho adquirido. Una prerrogativa. Una que no pienso declinar. En el fondo lo único mio es la palabra. Bueno y los puntos. Las comas ya no las quiero
El mundo empieza de nuevo. Hoy. De cero. Sí, cero. Porque sí. Porque lo proclamo/lo merezco/lo valgo.
Ayer no existe. Existen hoy y mañana y las ganas de un mundo mejor. Consumible. Respirable. Gozable. Aunque engorde y duela. Un mundo vivo/reciproco/expansible/caótico y amoroso/vivo (por donde lo mires)
Vivo