Hoy, mirando el fuego, pensaba en mi vida, en los encuentros, en las búsquedas. Los recovecos de la memoria que, más por protección que por capricho, decide qué recordamos y cuándo al sólo efecto de que podamos seguir adelante.
Pensaba en lo simple, en lo importante, inserto en una cultura que nos enseña a relacionar lo feliz, el goce, con la planificación constante, el tiempo, la ansiedad, el miedo, lo frustrante.
Pensaba en las barreras para defenderme siendo que cuando las cosas van a pasar, pasan.
Pensaba en mis posibilidades, la de vivir, transitar, seguir buscando, honrar mi simpleza en cada acto, reconocerme en ella, bajar la guardia para siempre, dejarme acompañar, disfrutar de lo bueno y lo malo que cada día presenta y seguir manteniendo esa capacidad de asombro que me caracteriza y que, a mis 40 años, deja escapar cada tanto a la niña curiosa y soñadora que todavía me habita y me abraza
Te leo siempre. Saludos.
ResponderEliminarMe encanta leerte.
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