Nunca me gustó que me vieran, hoy me piden que no me exponga. Necesito hacerlo, no hacerlo significaría conceder poder a quienes infringen nuestras heridas más profundas, asumir la responsabilidad de lo que nunca tendríamos que sufrir. Me expongo y visibilizo, porque nos lastiman, nos violan, nos matan, lo hago no para que me vean, sino para que vean a las que se llevaron y no vuelven. Esas que no se perdieron, que nunca tuvieron opción, que fueron arrebatadas de sus cotidianos para ser prostituidas, empaladas, matadas, desechadas como basura, esas que nunca más van a ser dueñas de sí mismas y lo hago porque estaré rota pero estoy viva; herida pero dueña de mi. Hoy escuchaba a una actriz reconociendo que hoy para nosotras estar vivas es un privilegio, y elijo seguir exponiéndome, no quiero que mis sobrinas crezcan con los mismos condicionamientos y miedos que yo. Lo hago a conciencia, porque quiero y por que puedo, porque me reconozco sujeta política y con mucho que decir y elijo decirlo con el cuerpo porque es mio y porque puedo, porque estoy y porque soy, por las que luchan conmigo, las que vienen y por las que no vuelven más. Lo hago porque nuestra vida vale y porque con trata, con femicidios, con violencia, no hay nunca más.
(En las fotos, con mis compas de la colectiva Mujeres del Folklore)
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