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viernes, 31 de agosto de 2012

Territorio del encuentro

"La mesa" de Peteco Carabajal
Tomado de www.youtube.com

Las comidas de Jesús ocupan un lugar considerable en la tradición evangélica; resultaron una buena técnica para hacer presente el Reino; incluso hay quien sostiene que Jesús murió por la forma en que comía. Muchas veces Jesús comparte la mesa con personas que no gozaban de buena reputación (Mc 2, 14-17; Lc 19, 1-10; entre otras); lo que generaba mucha critica entre los fariseos y otros grupos de su tiempo.
En todas las sociedades las comidas poseen un enorme valor simbólico, reproducen a escala reducida el sistema social y su organización jerárquica; sirven, al mismo tiempo, para unir a los que las comparten y separar a los que no. En el pueblo de Jesús, en su época, había muchas reglas de pureza que establecían, entre otras cosas, con quien podías comer y con quien no. Por eso las comidas de Jesús armaban tanto revuelo; se puede considerar que en si mismas resultaban como un tipo de crítica social a las formas de la época; saliendo de las jerarquías y proponiendo una mesa de familia, una mesa de iguales; comidas contraculturales que hacían presente al Reino incluyendo a los que siempre estaban afuera.
Y ¿qué pasa hoy? ¿Cómo son nuestras mesas? Porque nos movemos entre varias ¿no?
¿Qué pasa con la mesa de Jesús? ¿Nos interpela? ¿Con quién comería Jesús hoy?
A veces me escucho diciendo "yo a este, a esta, no los quiero en mi mesa." A veces me pregunto, si por cuidar tanto de nuestra mesa, cada vez más chiquita, rígida, sorda y limitada no nos estamos perdiendo la fiesta que Jesús está compartiendo en otra parte...