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viernes, 30 de noviembre de 2018

De vuelta a casa

Soñar un sueño mejor y vivirlo.
Tomar la decisión de respirar al propio tiempo.
Sin imposiciones
Sin supuestos
Aprender
equivocarme y probar una vez más
Ser aprendiz de mi misma 
Cuidarme sin aislarme
Dejarme cuidar
Acompañar y acompañarme
Tenerme paciencia, darme tiempo, siempre hay tiempo cuando se trata de sentirse
Volver al útero sororo para nutrirme y nacer una vez más
Más yo
Más viva
Más libre

martes, 27 de noviembre de 2018

Lucía

¿Cómo se mata a una sola de nosotras sin matarnos a todas?
Susy Shock, Hojarasca

#JusticiaParaLucia #VivasYLibresNosQueremos    

martes, 20 de noviembre de 2018

¿Decantando?

Aún en plena resaca de energía del fin de semana, hoy desperté pensando en las personas que se conforman, quizás como contraste de casa, amor, compromiso, danza y cuerpo que experimenté al por mayor. Ya en el tren, me encontré con una cronopiada de Córtazar y la reflexión creció. Está bien, a mi me criaron cronopia, pero es loco como todo moviliza y da sentido; como todo, tarde o temprano, se explica.
Hace algo más de un mes un "yo no puedo hacer lo que quiero" me provocó una pena enorme, si bien tanto elegir hacerse cargo o dejarse llevar por el mal entendido "destino", dejaba al dicente muy lejos de mi, no podía con mi pena, por él y por mi.
Es obvio que ese "yo no puedo" dejó al sujeto cero fuera de mi sintonía ¿omnipotente? Sí, sí, claramente. No, no, no me creo omnipotente, sólo pienso que lo imposible es un límite imaginario que nos autoimponemos por miedo, miedo al no, a empezar de nuevo, a la frustración, a... tantas cosas. En tiempos instantáneos y descartables, pelear por validar el propio deseo es cosa de locos y feministas, para qué gastarme en conectar con lo que realmente quiero si yo también sólo valgo un rato, si yo también soy descartable. Cuanto real nos perdemos atrás de ese límite inventado, tan inventado como esas imágenes que compartimos vendiendo seres que no somos con el sólo efecto de agradar a alguien a quien nunca nos vamos a animar.
Lo real asusta
El deber ser, nos protege de la intemperie pero no puede protegernos ni de la muerte, ni de la soledad, ni del frío
La responsabilidad más grande debiera ser la que nos debemos a nosotros mismos

jueves, 15 de noviembre de 2018

Mariposas

Mariposa violeta, mariposa fuerte ¿Mariposa empoderada?
¿Cómo llegaste hasta acá? ¿Quién te trajo? ¿La vida, el tiempo, los sueños? ¿Todo, nada?
¿Te lo propusiste o sólo te dejaste llevar?
¿Te viste así, con las alas ajadas? ¿Quién te lastimó? ¿Te defendiste? ¿Fuiste vos? ¿Por qué tanta saña?
Arrepentimientos y culpas, no sirven.
Mirar el camino transitado, salir de la burbuja defensora y aprender a confiar, también a cuidar tus alas.  Ver que hay otras. ¿Las viste? Hay de todos colores y formas.
Más vivas, más fuertes, más dóciles al viento algunas, más rígidas otras. Bailan, cantan, luchan, juntas y en ronda
Y cuando bailan, el mundo entiende por un rato
Y cuando sonríen, contagian
Y cuando se abrazan, se saben con otras y el mundo ya es mejor para siempre, hay esperanza, ya no están solas.
Las heridas no se borran, pero sanan
Mariposas sensibles, fuertes, rotas
Mariposas fértiles, coloridas, ciertas
Mariposas desaprendiendo
Mariposas empañueladas

viernes, 9 de noviembre de 2018

Agustina

Mataron a una niña, sabíamos que contaba trece años, que había llegado a un hospital embarazada, que el embarazo era fruto de una violación, que era Wichí, que estaba desnutrida, que tenía problemas respiratorios; que los médicos debieron proceder a hacer un aborto, contemplado entre los casos no punibles, que no lo hicieron, que murió el bebé y al día siguiente murió ella. Cuanta información. Cuanta vulnerabilidad junta. Mujer, niña, aborigen, pobre, enferma, expuesta. Cuanta necesidad de seguir negándola, sabíamos de todo menos su nombre.
Agustina se llamaba. Agustina tenía derecho a vivir, a que el estado no la mate, a que el estado cuidara de toda su vulnerabilidad; Agustina tenía derecho a ser llamada, nombrada y amada, tenía derecho a ser un montón de cosas que ya no será, pero vivía en un país en donde nos llenamos la boca hablando de llamar a las cosas por su nombre y sin embargo nos da miedo nombrar a las personas.
Según el derecho, el nombre tiene la finalidad de individualizar a una persona en una comunidad para el ejercicio de sus derechos. Ahora se entiende. Agustina no tenía derechos, nunca los tuvo, era mujer, aborigen, pobre, enferma, ¿Para qué necesita un nombre entonces? ¿Para qué individualizarla si es parte de varios colectivos a los que se les niega sistemáticamente cada uno de sus derechos? ¿Para qué?
Agustina significa algo así como la venerada, vaya paradoja. No hablemos de veneración, a Agustina nadie la miró , ni la cuidó, a Agustina la mataron. Yo te nombro Agustina y no sirve de nada, o quizás sí, quizás si nos empezamos a nombrar entre nosotras al menos, las que sabemos de invisibilización, ya no seamos invisibles, nos reconozcamos, nos abracemos y nunca más nos hagan creer que nos definen los carteles que nos ponen en lugar de nuestro nombre.

lunes, 5 de noviembre de 2018

zamba

Bailando zamba aprendí a refugiarme en la mirada, no en la mia, que quizás resulte el medio, si no en la de mi compañere.
Totalmente contracultural, la mirada de zamba sabe de ver y de encontrar; de hacer que el afuera pierda densidad. Por unos minutos lo único que existe es un cuerpo que no sólo me mira sino que me ve, que abre pañuelo y pecho para acogerme, para ir a mi encuentro, porque más allá de las figuras y los arrestos hay encuentro, aunque sea en un segundo todo se conjuga, hasta la respiración.
Igual esa abstracción de la realidad que provoca esta danza no llega a ser evasión, en todo caso resulta metáfora, imágen valiente de lo que estamos llamados a ser, seres en relación animándose a desnudarse frente a una  mirada, que también desnuda, no juzga si no que acompaña

domingo, 4 de noviembre de 2018

punto final

y de repente, y sin pensarlo, el mientras tanto cayó tan rotundo como un nunca más.
y acá sigo, con mis comas, descartando paréntesis y buscando punto final
Pero ¿Cómo?
El límite sigo siendo yo, porque no me negocio.
La forma, intuyo, saber encontrar, contemplar, lo que voy siendo, como me voy transitando, que es lo que voy queriendo.
No ceder por menos; no negociar menos; no aceptar menos
En tiempos de amores libres entre personas presas, miedosas, reprimidas no hay estrategia más válida que la paciencia conmigo misma; saberme rota pero en tránsito; experimentarme querida y elegida  cada día por mi misma.Saber que no queda otra que terminar de romperme para saberme.
Y mientras tanto respirar como única exigencia. Nada más.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Gioconda y su bella manera de contarnos


"Es de noche. La humedad de la tierra me penetra por estas largas venas de madera. Estoy despierta. ¿Será que nunca más volveré a dormir, nunca más abandonarme a los sueños, nunca más conocer los augurios descifrados de la ensoñación? Seguramente habrá muchas cosas que nunca más volveré a sentir. Mientras miraba a la mujer tan pensativa en el jardín, hubiera querido saber qué meditaba y hubo momentos que me pareció sentirla cerca, como si sus pensamientos se mezclaran con los murmullos del viento.
¡Ah! Pero bien pronto me distraje con la luna. Salió lejos. Se veía grande y amarilla, una fruta madura elevándose en el firmamento, aclarándose, brillando blanca en la medida que se remontaba hacia el punto más alto del cielo. Y las estrellas, otra vez, y su misterio. La noche siempre fue para mí el tiempo de la magia. Volver a verlo después de tantos katunes (cuántos, me pregunto) fue suficiente para despojarme de la tristeza que empezaba a sentir por todos los "nunca más" que me esperan. Debería agradecer a los dioses el haber emergido de nuevo y respirar en tantas ramas, en este ancho vestido verde que me dieron para volver.
Me puse a mecerme en el aire, a columpiarme sintiéndome liviana. Ya más de alguna vez había pensado que los árboles se veían tan erectos y gráciles, a pesar de los grandes troncos, como si éstos no les pesaran. Y es que las raíces dan una sensación muy distinta a la de los pies, son diminutas piernas extendidas en la tierra: una parte de mi cuerpo está sumida en la tierra dándome una firme sensación de equilibrio que nunca sentí cuando andaba apoyada en la superficie, cuando sólo tenía pies. Es de noche entonces y las luciérnagas revolotean alrededor de pájaros dormidos. La vida bulle en mí como un estar preñada; un telar de mariposas, el lento gestar de frutas en las corolas de los azahares. Divertido pensar que seré madre de naranjos. Yo que tuve que negarme los hijos".
Fragmento de "La mujer habitada"

viernes, 2 de noviembre de 2018

LA MUJER "DEMASIADO"

Ahí está ella. . . La mujer "demasiado".

La que ama demasiado, siente demasiado profundamente, pregunta demasiado a menudo, desea demasiado.

Allí está ocupando demasiado espacio, con su risa, con sus curvas, con su honestidad, con su sexualidad.

Su presencia es tan alta como un árbol, tan ancha como una montaña. Su energía ocupa todas las grietas de la habitación. Demasiado espacio es el que ella toma.

Allí está ella causando un alboroto con su persistente deseo, demasiado deseo.

Ella desea mucho, quiere todo: demasiada felicidad, demasiado tiempo a solas, demasiado placer.

Ella atravesará el azufre, el río turbio y el fuego del infierno para conseguirlo.

Arriesgará todo para sofocar los anhelos de su corazón y cuerpo. Esto la hace peligrosa.

Ella es peligrosa.

Y ahí va, esa mujer "demasiado", que hace que la gente piense demasiado, se sienta demasiado, se desmaye demasiado.

Ella con su prosa auténtica y una seguridad en sí misma en la forma en que se porta. Ella con su vientre que se ríe y su insaciable apetito y su inclinación hacia la pasión ardiente. Todos los ojos en ella, pensando que es una chingona.

Oh, esa mujer "demasiado". . . demasiado ruidosa, demasiado vibrante, demasiado honesta, demasiado emocional, demasiado inteligente, demasiado intensa, demasiado difícil, demasiado sensible, demasiado salvaje, demasiado intimidante, demasiado exitosa, demasiado gorda, demasiado fuerte, demasiado política, demasiado alegre, demasiado necesitado -demasiado.

Ella debería calmarse un poco, bajarle un poco a su intensidad

Alguien debería ponerla de regreso en un lugar más respetable.

Alguien debería decirle.

Aquí estoy. . . La Mujer Demasiado, con mi corazón demasiado tierno y mis emociones demasiadas.

Hedonista, feminista, buscadora de placer, empática.

Quiero mucho: mucha justicia, mucha sinceridad, mucho espacio amplio, mucha tranquilidad, mucha intimidad, mucha actualización, mucho respeto, ser vista, ser entendida, tu atención indivisa y que todas que todas tus promesas se cumplan.

Me llamaron mujer de alto mantenimiento porque quiero lo que quiero e intimidante por el espacio que ocupo.

Me han llamado egoísta porque soy amorosa. Me han llamado bruja porque sé cómo curarme.

Y aún así. . . Me levanto. Aún así, quiero y siento y pregunto y arriesgo y ocupo espacio.

Debo hacerlo.

Nosotras las Mujeres Demasiado hemos estado enfrentándonos al exterminio durante siglos; le tenemos mucho miedo, a ella nos aterroriza su gran presencia, a la forma en que la Mujer Demasiado impone respeto y ejerce la verdad de sus sentimientos. Hemos estado tratando de sofocar a la Mujer Demasiado por iones—en nuestras hermanas, en nuestras esposas, en nuestras hijas. E incluso ahora, incluso hoy, avergonzamos a la Mujer Demasiado por su grandeza, por su deseo, por su naturaleza apasionada.

Y aún así. . . ella prospera

En mi propio mundo y ante mis propios ojos, estoy presenciando la recuperación y el ascenso de la Mujer Demasiado. Esa Mujer Demasiado también es conocida por algunos como Mujer Salvaje o Divina Femenina. En cualquier caso, ella es yo, ella eres tú, y le encanta que finalmente tener la oportunidad de salir por un poco de aire.

Si alguna vez te han llamado "demasiado" o "demasiado emocional", o "malhumorada" o "engreída", es probable que seas una Mujer Demasiado.

Y si lo eres. . . Te imploro que aceptes todo lo que eres, toda tu profundidad, toda tu inmensidad; para no retenerte, y nunca abandonarte a ti misma, a tu grandeza, a tu resplandor.

Olvida todo lo que has escuchado, tu Mujer Demasiado es un regalo; oh sí, uno que puede sanar, incitar, liberar y llegar directamente al corazón de las cosas.

No tengas miedo de este regalo, y no permitas que nadie te aleje de él. Tu exceso es magia, es medicina. Puede cambiar el mundo.

Así que por favor, Mujer Demasiado: pregunta. Busca. Desea. Expándete. Muévete. Siente. Sé.

Haz tus olas, aviva tus llamas, da escalofríos - Ev'yan Whitney

(Texto Original publicado por Aishwarya Luna 
Traducción Dra Mayella Almazán-Arreola)

jueves, 1 de noviembre de 2018

Sensaciones





Ayer hubieras cumplido tus 75 y te hubiera dedicado este tema, como venía haciendo desde que decidiste que el afuera ya no tenía nada para decirte. Lo hubieras escuchado, compartido en tu perfil de facebook con tequieros y corazones para mi y me hubieras avisado públicamente que me esperabas con un tinto para compartir (mamá ya me dió todos los que tenías guardados para nosotros).

Me encargo de todos los ritos, me sabes eficaz, yo te se cierto y conmigo.

Estoy trabajando eso de "Respirar profundo la vida en todos lados", hay días más fáciles y otros en que el contexto no ayuda, ahí también elijo refugiarme, a veces en casa, a veces en abrazos, la gente que te quiere es más segura que las paredes más gruesas, y menos asfixiantes.

Cada día te encuentro más en mi, igual, entre nos, extraño los chistes y los corazones

Te quiero pá