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domingo, 30 de diciembre de 2018

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La vida es como es  y nosotres a veces parecemos títeres del destino.
Cansada, asumiendo que perdí, tratando de entender que en este juego nunca tuve la posibilidad de otro resultado.
Ojalá la tristeza pudiera ser enojo, de ese fuerte, contundente; ojalá no hubiera soñado tanto. Quizás la clave sea no soñar, entender que nada va a ser distinto, que soy como voy siendo, que tengo berrinches pero no me enojo, que cuando duele me pongo triste y vivir con eso.
Llueve
Me encanta la lluvia, porque me encanta el agua, y a veces, cuando hay tormenta, pienso en la justicia, la de poder enojarse
la de salir del rol de sostén de vida, compañera apacible, saciadora de sed, la siempre generosa.
Una vez cada tanto ser la que arrasa, la que brama poderosa, la que desborda, quizás de llanto, quizás por venganza, o buscando el equilibrio
Llueve y me alegra porque me sofoco
La lluvia cae sobre mi y, sin embargo, no me penetra
Es raro, soy agua
Y hoy simplemente resbala sobre mi piel y sigue
Me gusta el agua
Aprendo de ella
Y yo también sigo

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